En mi trabajo como Coach Emocional encuentro con frecuencia las señales que el cuerpo emite tanto en mí como en las personas con las que trabajo, cuando nuestras emociones no están bien o no las hemos trabajado aún en profundidad.

Toda enfermedad busca decirnos algo que no hemos logrado ver emocionalmente y llegan a nosotros como maestros de vida para darnos otra oportunidad… Es desafiante pero a la vez tenemos la fortaleza de saber, que si trabajamos esas emociones, podremos lograrlo en unión a una buena alimentación y ejercicios.

Cuando una parte no funciona bien en nuestro cuerpo, es que hay un estado emocional aún no resuelto y se vuelve un nuevo desafío . Y esta maravillosa regla de tres: emoción, alimentación y ejercicio, trabajándolos en armonía y conexión con tu cuerpo, logran sanarte y te hacen trascender a otro nivel con una mayor fortaleza.

La alimentación es uno de los tres componentes importantes para trabajar nuestras emociones ya que nuestro cuerpo necesita salud y equilibrio interno, y es un punto al que le dedicaré un acercamiento especial…

¿Cuando estamos ansiosos qué buscamos con rapidez? Alimentos más grasos… pero esto es el pez que se muerde la cola, si los comemos en exceso, terminan siendo la causa de obesidad y nos generan más estrés y dependencia. Sin embargo (ahora viene una noticia mejor) hay alimentos que nos ayudan en el equilibrio de nuestras emociones, grasas saludables, verduras y frutas son, entre otros, alimentos que nos garantizan un estado de emociones balanceadas.

Comer pocas cantidades pero varias veces al día es otra forma de alimentarnos mejor. Proteínas como almendras, nueces, pistachos, etc., nos ayudarán a no pasar tantas horas sin comer y a la vez acelera nuestro sistema digestivo y quemas más grasa que con solo comer 3 veces al día. Ah! y recuerda beber agua frecuentemente a lo largo del día. Mantén hidratado tu cuerpo. Aplica poco a poco lo que vaya resultándote mejor. Aprende a conocer tu cuerpo y escucha sus señales…